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miércoles, 6 de abril de 2016

LOS TRABAJADORES DE LA VIÑA


A primera hora de la mañana la plaza estaba llena de trabajadores. Venían de varios pueblos cercanos.En aquella época del año uno de los trabajos más corrientes era el de la vendimia. Los jornaleros marchaban a primera  hora en dirección a la viña para la que habían sido contratados y regresaban al anochecer.

Un rico campesino de Palestina que poseía grandes viñedos había mandado a su administrador a la plaza, y éste ofreció un denario por todo el día a unos cuantos trabajadores.

Llevaban ya tres horas trabajando cuando el administrador pensó que sería mejor regresar a la plaza y contratar a cinco o más trabajadores porque, de lo contrario, el trabajo se atrasaba mucho.
Así lo hizo, ofreciéndoles igualmente un denario.

Llegó la hora de comer y de nuevo vio la conveniencia de contratar nuevos operarios para acabar la recolección.
El administrador, dirigiéndose otra vez a la plaza, se encontró con tres jornaleros que todavía no habían sido contratados.
- Os ofrezco un denario por trabajar en la viña de mi señor esta tarde.
Y los tres aceptaron.
Pero pasadas las cinco de la tarde, volvió a la plaza, contrató a dos trabajadores más y les ofreció también un denario.

Al terminar la jornada el administrador reunió a los trabajadores y les fue pagando uno a uno, empezando por los que habían empezado su trabajo a última hora. Los que llevaban todo el día en la viña, al ver que todos cobraban un denario, empezaron a protestar.

- Cómo ¿un denario? -dijo uno de ellos-. ¿Un denario como los que han llegado a última hora? Pero si nosotros llevamos en la viña desde las seis de la mañana. El propietario, entonces, se acercó y dijo:
- Vamos a ver. ¿Es que no os he pagado lo convenido? ¿O es que no puedo pagar lo mismo a los primeros que a los últimos? No veo la razón de vuestra protesta por ser generoso con los últimos.

El Reino de los Cielos -explicó Jesús- es semejante a ese denario.
El Señor  nos lo está ofreciendo durante toda la vida. Lo mismo lo entrega a los que han hecho penitencia desde su niñez que a los que se arrepienten a última hora, siempre que la penitencia y el arrepentimiento sean auténticos.





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